El Séptimo Continente, el desencanto en tercera persona
Análisis - El Séptimo Continente (Michael Haneke, 1989)
Por Camilo Agramont
La Ópera Prima de Michael Haneke es una historia de desencanto en el epicentro de la sociedad, la familia. El argumento está tratado por una narrativa muy bien pensada y trabajada, se manejan códigos durante el largometraje para mantener en tránsito la historia que tiene cargas filosóficas muy fuertes, un desencanto del mundo por una existencia vacía y una reacción rádical frente a la insignificancia de la vida.
La característica más importante es a mi parecer el trato con los personajes, tres personajes que en ningún momento se muestran en un afán introspectivo, los conocemos solamente por lo que vemos que hacen, a una distancia establecida por la cámara. Las cartas son los únicos momentos de "auto reconocimiento" (si es que aplica el término) en la película. Pero incluso ahí sólo se desarrolla información de segundo plano, alejada de lo que sucede dentro de las mentes de los padres de la familia, esa idea que provoca el fatal desenlace de la película. Al menos, tratándose de un concepto tan complicado como el desencanto absoluto del mundo, se necesitaría una visión personal e introspectiva de los protagonistas, pero no hay lugar para eso en la película de Haneke, y eso es lo maravilloso del film. La historia en la tercera persona, esa distancia, esa sólida barrera entre los protagonistas y el espectador, no se trata del desencanto como un proceso, una fórmula o un episodio, es el desencanto como un virus, una enfermedad de varios sintomas, algunos que quizá adolescemos todos. Las enfermedades no tienen motivos, razones o explicaciones, tal como lo que sucede con la familia de "Der Siebente Kontinent".
Los códigos, destaco mucho la maestría con la que Haneke utilizá recursos visuales y sonoros repitiéndolos durante la trama para dar puntos de tensión en una trama que siempre estás siguiendo de manera apurada, intentando no perder el hilo de la historia. Estos son los códigos que he identificado.
- Encuadre de los objetos, los objetos - es decir pertenencias - siempre están filmadas en encuadres cerrados, dándoles una importancia, un protagonismo. De cierta manera, las pertenencias son un personajes también, pasan por una transformación, tienen un propósito y además llegan a un desenlace en la destrucción que se filma con el mismo código.
- Música "upbeat" como antesala del drama, esto es algo muy evidente, su utilidad es esa, la de marcar algo. Las canciones pop se hacen presentes antes de un quiebre, un conflicto, un momento de tensión, esto se repite en la película y causa un efecto de contraste extraño, pues la música adhiere una emoción particular, que se raspa con la expectativa de que algo ocurrirá en breve.
- El rezo de la niña, en tres ocasiones tenemos a la niña de la familia haciendo una oración corta que deja algo en suspenso, una idea, una pista o todo el argumento de la película. "Querido dios, haz que sea buena para que entre al cielo".
Una película que vale la pena ver y volver a ver, encierra en ella una mirada valiente y elaborada de un mundo decadente. Por último, no tengo idea del por qué del título, quizá me perdí algo pero al final no logré encontrar la relación, quizá también es una referencia que no entiendo. Se aceptan sugerencias.
Ficha técnica
Dirección Michael Haneke
Producción Veit Heiduschka
Guion Michael Haneke y Johanna Teicht
Música Alban Berg
Fotografía Anton Peschke
Montaje Marie Homolkova
Protagonistas Birgit Doll
Dieter Berner
Leni Tanzer
Udo Samel
Silvia Fenz
Por Camilo Agramont
La Ópera Prima de Michael Haneke es una historia de desencanto en el epicentro de la sociedad, la familia. El argumento está tratado por una narrativa muy bien pensada y trabajada, se manejan códigos durante el largometraje para mantener en tránsito la historia que tiene cargas filosóficas muy fuertes, un desencanto del mundo por una existencia vacía y una reacción rádical frente a la insignificancia de la vida.
La característica más importante es a mi parecer el trato con los personajes, tres personajes que en ningún momento se muestran en un afán introspectivo, los conocemos solamente por lo que vemos que hacen, a una distancia establecida por la cámara. Las cartas son los únicos momentos de "auto reconocimiento" (si es que aplica el término) en la película. Pero incluso ahí sólo se desarrolla información de segundo plano, alejada de lo que sucede dentro de las mentes de los padres de la familia, esa idea que provoca el fatal desenlace de la película. Al menos, tratándose de un concepto tan complicado como el desencanto absoluto del mundo, se necesitaría una visión personal e introspectiva de los protagonistas, pero no hay lugar para eso en la película de Haneke, y eso es lo maravilloso del film. La historia en la tercera persona, esa distancia, esa sólida barrera entre los protagonistas y el espectador, no se trata del desencanto como un proceso, una fórmula o un episodio, es el desencanto como un virus, una enfermedad de varios sintomas, algunos que quizá adolescemos todos. Las enfermedades no tienen motivos, razones o explicaciones, tal como lo que sucede con la familia de "Der Siebente Kontinent".
Los códigos, destaco mucho la maestría con la que Haneke utilizá recursos visuales y sonoros repitiéndolos durante la trama para dar puntos de tensión en una trama que siempre estás siguiendo de manera apurada, intentando no perder el hilo de la historia. Estos son los códigos que he identificado.
- Encuadre de los objetos, los objetos - es decir pertenencias - siempre están filmadas en encuadres cerrados, dándoles una importancia, un protagonismo. De cierta manera, las pertenencias son un personajes también, pasan por una transformación, tienen un propósito y además llegan a un desenlace en la destrucción que se filma con el mismo código.
- Música "upbeat" como antesala del drama, esto es algo muy evidente, su utilidad es esa, la de marcar algo. Las canciones pop se hacen presentes antes de un quiebre, un conflicto, un momento de tensión, esto se repite en la película y causa un efecto de contraste extraño, pues la música adhiere una emoción particular, que se raspa con la expectativa de que algo ocurrirá en breve.
- El rezo de la niña, en tres ocasiones tenemos a la niña de la familia haciendo una oración corta que deja algo en suspenso, una idea, una pista o todo el argumento de la película. "Querido dios, haz que sea buena para que entre al cielo".
Una película que vale la pena ver y volver a ver, encierra en ella una mirada valiente y elaborada de un mundo decadente. Por último, no tengo idea del por qué del título, quizá me perdí algo pero al final no logré encontrar la relación, quizá también es una referencia que no entiendo. Se aceptan sugerencias.
Ficha técnica
Dirección Michael Haneke
Producción Veit Heiduschka
Guion Michael Haneke y Johanna Teicht
Música Alban Berg
Fotografía Anton Peschke
Montaje Marie Homolkova
Protagonistas Birgit Doll
Dieter Berner
Leni Tanzer
Udo Samel
Silvia Fenz
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